Una muestra de periodismo narrativo y de investigación en la Triple Frontera: Ciudad del Este (Paraguay), Foz do Iguaçu (Brasil) y Puerto Iguazu (Argentina).
jueves, 4 de junio de 2009
CDE Confidencial (5): La marihuana cruza en lanchas desde los refugios de Itaipú
Un cargamento de contrabando listo para ser cruzado al Brasil, en el muelle clandestino conocido como "Codorso", a orillas del embalse, área de reserva controlada por Itaipú.
La Policía Federal brasileña sorprendió a tres hombres que desembarcaban 2 toneladas de marihuana en Itaipulandia, al otro lado del refugio Tati Yupí. Hubo disparos y un menos herido.
Por Andrés Colmán Gutiérrez,
Wilson Ferreira
y Francisco Espínola
CIUDAD DEL ESTE
La lancha deslizadora, dotada con un poderoso motor fuera de borda, partió el martes 1 de julio, cerca de las 16.00, desde un puerto clandestino en el lado paraguayo, no muy lejos de donde se encuentra el Refugio Biológico Tatí Yupí, uno de los destinos turísticos más promocionados por la Itaipú Binacional en sus áreas protegidas o de reserva.
Con unos potentes anteojos larga vista, investigadores de la Policía Federal siguieron desde la costa brasileña el curso de la embarcación, que iba dejando una potente estela a su paso, mientras navegaba a gran velocidad entre los muñones de árboles que aún asoman en la superficie del gran lago de Itaipú, y lo vieron atracar en otro precario muelle pirata, ya en territorio del vecino país, en un sector desolado, en el lugar conocido como Línea Caramuru, en el distrito de Itaipulandia.
“Hace días que veníamos manteniendo este punto de cruce bajo observación, porque teníamos informaciones de que por allí iban a pasar un gran cargamento de maconha (marihuana) desde el Paraguay”, relató a Última Hora uno de los investigadores brasileños.
Rápidamente, los agentes de la Federal se dirigieron hasta el sitio, a través de un camino de difícil acceso. Cuando llegaron, al cabo de varios minutos, la embarcación ya había partido de nuevo, pero en el lugar se encontraban tres hombres transportando la carga, quienes al percatarse que se aproximaban los policías, empezaron a disparar con una pistola y dos escopetas.
ADOLESCENTE HERIDO. “Mantuvimos un fuerte intercambio de disparos, en donde por suerte no hubo heridos entre nuestras fuerzas, pero uno de los narcotraficantes cayó al suelo, alcanzado por el refilón de una bala en la pierna, y los otros dos aprovecharon para huir. Cuando nos acercamos, encontramos que el herido era un menor de edad, aún adolescente”, relató el agente policial brasileño.
En el suelo, a orillas del Lago, el cargamento quedó abandonado: 10 toneladas de marihuana paraguaya, que fue trasladada hasta la Delegación de la Policía Federal, en Foz de Yguazú. El adolescente herido fue derivado bajo estricta custodia al hospital de Itaipulandia.
TRÁFICO CONSTANTE. Este es el tercer cargamento de marihuana procedente del Paraguay que la policía Federal brasileña decomisa, en apenas un mes de vigilancia.
El pasado 30 de mayo unos 3.100 kilos de la droga, descubierta a bordo de un camión cargado con harina de maíz, cuando ya transitaba por la ruta BR-277, a la salida de Matelandia, con destino a Sao Paulo.
Dos semanas antes, el 12 de mayo, esta vez a bordo de un camión cargado con bolsas de fariña de mandioca, detenido en la localidad de Santa Teresita de Itaipú, se encontraron 4.140 kilos de marihuana.
En todos estos casos, la droga había sido cruzada en lanchas, a través del embalse de la represa de Itaipú, y previamente habían sido embarcadas en los puertos clandestinos ubicados en las áreas protegidas o de reserva de la entidad binacional, en el lado paraguayo.
NO INTERVENIR. “Aquí todos sabemos que la costa del Lago de Itaipú está minada de puertos clandestinos, pero tenemos órdenes estrictas de no acercarnos, de no meternos, de no intervenir, si no es que no queremos tener problemas en nuestro trabajo”, cuenta Luis (nombre cambiado), uno de los guardabosques que cuidan el área del Refugio Biológico Tati Yupí, ubicado a solo 3 kilómetros al norte de Hernandarias, y que abarca una superficie de 2.245 hectáreas.
Sin embargo, la zona más utilizada por los narcotraficantes y contrabandistas es el Refugio Biológico Pikyry, en el distrito de Santa Fe del Paraná, a unos 20 kilómetros aguas arriba de la represa, en donde la Fiscalía de Hernandarias y la Secretaría Nacional Antidrogas realizaron varios procedimientos, y lograron sorprender a varias personas cuando estaban cargando cajas de cigarrillo falsificado, productos químicos ilegales, fotocopiadoras de última generación, perfumes y otras mercaderías, por valor varia veces millonarios, para pasarlas ilegalmente al Brasil, en tres ocasiones, entre enero y abril.
Red de “campanas”. Es muy difícil sorprender a los narcotraficantes y contrabandistas cuando están operando en un puerto clandestino, en las zonas protegidas de la Itaipú Binacional, porque existe una compleja red de “campanas” o informantes que les avisan cuando se pone en marcha un operativo fiscal-policial, revela Marcos, un agente antidrogas que trabaja desde hace tiempo en el Alto Paraná.
“Cuando un fiscal va a hacer un procedimiento, casi siempre tiene que llevar dos o tres camionetas con policías bien armados, pero apenas esa comitiva pasa por la primera garita policial que está en la supercarretera, a la salida de Hernandarias, esos mismo agentes ya les llaman por celular a sus socios narcotraficantes, para que abandonen toda actividad y no sean sorprendidos en los puertos”, explica el agente.
Las ocasiones en que se los puso sorprender, hubo que hacer un estratégico trabajo de internarse en el monte por caminos alternativos, en grupos separados, y vigilar pacientemente hasta verlos operar sin temor a ser descubiertos, “pero ese es un sistema muy peligrosos, porque tenemos que actuar muy pocas personas, con pocos equipos, para no ser detectados, y entonces estamos en desventajas de números y armamentos, porque estos tipos andan todos con ametralladoras uzi”, confiesa Marcos.
El agente revela que los directivos de la Itaipú Binacional conocen la existencia de todos los atracadero ilegales, pero no intervienen porque “los que operan en cada lugar cuentan con un padrino poderoso, ya sea un senador, diputado, ministro, general, comisario, juez, fiscal, incluso las más altas figuras del Gobierno, que reciben su parte semanalmente por permitir que se pueda trabajar sin que nadie les moleste”.
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